La visión: un enfoque de 6 pasos para un cambio positivo

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Las dificultades, las barreras y la discriminación que suelen afectar a las personas con NEE pueden dar lugar a muchos sentimientos negativos y creencias limitadoras. Los niños, los padres y los profesores pueden experimentar sentimientos de culpa, vergüenza, incompetencia, impotencia, ansiedad, fracaso, etc.. que pueden perdurar mucho después de que la persona haya dejado la educación formal. Pero en lugar de caracterizarlos como aspectos naturales o inevitables de la vida de una persona con NEE, hay cosas que podemos hacer para mejorar la experiencia vivida del aprendizaje de todos. Podemos aprender unos de otros y apoyarnos mutuamente.

La neurodiversidad no confiere «superpoderes» especiales. Aunque el concepto de «héroe» puede parecer positivo al principio, en la práctica sigue siendo discriminatorio, no es mejor que el término «discapacidad», que separa a los que tienen «capacidad» de los que no la tienen. «¡Soy mejor que tú!» no es un mensaje inclusivo, venga de donde venga. Y es especialmente improbable que esta afirmación tenga eco en un alumno que tiene NEE.

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En la sociedad hay espacio para todos, sean cuales sean nuestras capacidades o «poderes». Todos somos diferentes y podemos aceptarnos como individuos complejos. Nuestras identidades no tienen por qué reducirse a nuestras capacidades o retos en determinadas áreas.

A veces es difícil que las personas se comuniquen de una forma eficaz. Todos podemos aprender a comunicarnos mejor con los demás, y esto mejorará nuestras vidas.

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Pero no basta con cambiar nuestra mentalidad. Tenemos que cambiar la costumbre de obviar las necesidades individuales. Tenemos que equipar a los profesores y a los padres de forma adecuada para identificar dónde ciertos alumnos pueden necesitar más apoyo (así como las fortalezas que tienen y que pueden ayudar a sus compañeros) y abordar estas necesidades de forma práctica.

Podemos preparar a la sociedad de forma real y práctica para que se comuniquen, contribuyan y se apoyen mejor entre sí distribuyendo la responsabilidad de la inclusión de forma más amplia, en lugar de asignar la responsabilidad a unos pocos especialistas. Este enfoque puede mejorar realmente el bienestar individual y colectivo, reducir la exclusión social y el acoso, y mejorar la autoestima y la autoeficacia de los individuos, sin mencionar la reorganización de miles de millones de fondos a otras áreas.

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